Estrategia III. La Familia Cerda
Objetivo: Que los alumnos identifiquen acciones que pueden ayudar a realizar en familia para una corresponsabilidad.
Desarrollo:
1. Cuestionar al grupo sobre la portada ¿te gusta o te disgusta la imagen que ves ahí?, ¿alguna vez has estado en algún lugar de la imagen?
2. Leer el cuento “El Libro de los Cerdos” de manera interactiva
3. ¿Conocen alguna situación que se parezca a la anterior?
4. ¿Qué debemos hacer para colaborar en casa?
5. Registra un cuadro de 3 obligaciones a realizar para contribuir con tu familia.
El señor de la Cerda vivía con sus dos hijos, Juan y Simón, en una casa bonita con un bonito jardín y un bonito coche en una bonita cochera. En la casa estaba su esposa.
“Apúrate con la comida, mama”, gritaban los niños todas las tardes, cuando regresaban a casa de su importantísima escuela.
Tan pronto acababan de comer.
Una tarde, cuando los muchachos regresaron a casa no hubo nadie que los recibiera.
Los tres se fueron haciendo más y más gruñones. Una noche no hubo ya nada para cocinar.
Juan y Simón tienden sus camas,
Todos ayudan a cocinar.
LIBRO DE LOS CERDOS
“Apúrate con el desayuno, querida”, le gritaba todas las mañanas antes de irse a su muy importante trabajo.
"Apúrate con el desayuno, mama”, gritaban Juan y Simón antes de irse a su importantísima escuela.
Ya que se iban.
La Sra de la Cerda Lavaba todos los platos del desayuno...
tendía las camas…
pasaba la aspiradora por las alfombras...
Y se iba a trabajar.
“Apúrate con la comida, mama”, gritaban los niños todas las tardes, cuando regresaban a casa de su importantísima escuela.
“Vieja, apúrate con la comida”, gritaba el señor De la Cerda todas las tardes, cuando regresaba de su muy importante trabajo.
La Señora de la Cerda lavaba los platos...
planchaba...
y guisaba de nuevo.
Una tarde, cuando los muchachos regresaron a casa no hubo nadie que los recibiera.
“¿Dónde está mamá?”, pregunto el señor de la Cerda cuando regresó a casa.
No la encontraron por ninguna parte. Solo en la mesa encontraron un sobre. El Señor de la Cerda lo abrió. Adentro había una hoja de papel.
“Y ahora, ¿Qué vamos hacer?”, dijo el señor de la Cerda. Tuvieron que prepararse comida. Tardaron horas y les quedo horrible.
A la mañana siguiente tuvieron que prepararse su desayuno. Tardaron horas y les quedó horrible. Al día siguiente y a la noche siguiente y al otro día la señora De la Cerda tampoco estuvo en casa. El señor De la Cerda, Juan y Simón trataron de arreglárselas solos. Nunca lavaron los platos. Nunca lavaron su ropa. Muy pronto la casa parecía un chiquero.
“¿Cuándo regresará mamá?”, gimotearon los niños después de otra horrorosa comida.
“¿Cómo voy a saberlo?”, gruñó el Señor De la Cerda.
“No nos queda más remedio que buscar por todas partes algunas sobras”, gruño el Señor De la Cerda.
Y en ese preciso momento entró la señora De la Cerda.
“P-O-R F-A-V-O-R regresa”, gimieron todos.
La señora de la Cerda se quedó.
Desde entonces, el Señor De la Cerda lava los platos.
El señor de la Cerda plancha.
¡Hasta se divierten!
Mamá también está feliz…
Y a veces compone el coche.
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